En este compacto de un informe de TVR, se puede observar cómo un solo programa televisivo (Showmatch) puede repercutir en la mayoría de los medios, con el discurso que propone.
A partir de este discurso, los demás programas crean uno propio basado en él. Por ejemplo, Intrusos en el espectáculo, se alimenta de las peleas y conflictos para generar más peleas y conflictos y así producir su programa; TVR, también utiliza este discurso, pero de una manera crítica y repulsiva.
“Es acontecimiento no aquello que pasó a tales personas, sino aquello en que pueden participar, desde la noticia, el máximo de lectores”, dice Jesús Martín Barbero en su libro “Procesos de comunicación y matrices de cultura” (capítulo 2, Prensa: forma mito del discurso de la información). Si bien Barbero se refiere a la prensa escrita, esta frase puede aplicarse también a la televisión. Es decir, ¿qué hay de noticia en la vuelta de un programa televisivo, o en la pelea entre dos modelos? Claramente nada, pero no importa lo que pase mientras el público, y los demás programas, puedan formar parte de ello: lo miren, lo vuelvan a mirar, discutan, tomen partida por uno o por otro, etc.
De esta manera podría verse el poder que ejerce Showmatch (con su producción, conducción y sus actores), que produce que todos hablen de él, antes de que empiece y después de que termine. Y que cada vez aumente más el índice de audiencia.
En el capítulo “Periodismo, Televisión y Política”, de su libro Contrafuegos, Pierre Bourdie explica que el temor a aburrir y, por lo tanto, a que baje el índice de audiencia lleva (a los periodistas) a primar la pelea sobre el debate, la polémica sobre la dialéctica.
Y esto es justamente lo que sucede. Este programa, como tantos otros, proponen un discurso que parte desde la pelea y el conflicto: mientras más disputas, mayor índice de audiencia, y mientras mayor índice de audiencia, mejor economía para el programa. Por ejemplo, aquí se puede ver el "rating minuto a minuto" del primer programa de Showmatch.
Pero la gran pregunta es: ¿por qué el público consume masivamente este tipo de programas? Y no sólo Showmatch, sino también los demás , que se valen de él para crear sus propios discursos. ¿Por qué en un noticiero en el que, supuestamente, debería haber “noticias”, es más llamativa la pelea entre dos modelos o la vuelta de un programa de televisión, que los problemas sociales o políticos del país? Una respuesta a esto último nos brinda Bourdie, quien explica que en un universo que, como el mundo de la televisión, está dominado por el temor pánico de resultar aburrido y la preocupación de divertir a cualquier precio, la política aparece como un tema ingrato.
Entonces podríamos decir que el público necesita entretenimiento, no importa de qué forma, ni con qué contenidos, sólo quieren distraerse, divertirse, y la política no es un tema entretenido para la mayoría.
Como dice Baudrillar (en La socité de consomation), “los media transforman en noticia su propia acción de dar a conocer, creando celebridades basadas en su notoriedad, gente famosa por su fama”. Y esto es lo que consume la audiencia, lo que los medios quieren mostrar: famosos por estar en un programa televisivo, por pelearse delante de una cámara, y por bailar semidesnudos para ganar un premio. Pero entretienen y distraen y no hablan de política ni problemas sociales que, generalmente, son temas que angustian o, en el peor de los casos, aburren. Es que se ve tan lejos eso, las pantallas lo hacen ver tan lejos, que es preferible volver al programa mediático, eludir la realidad y distenderse.
Ailín